1926. El pastor luterano Richard Reusch encontró el cuerpo de un leopardo congelado en el borde del cráter del Kibo, a unos 5.600 m de altitud. Se abre la veda de las conjeturas sobre el misterio, las razones que llevaron a este animal a semejante altitud, fuera del rango habitual de su hábitat natural.



