A la hora de preparar la maleta para un viaje a Vietnam, debemos tener en cuenta que se trata de un país alargado con climas muy variados entre el norte, el centro y el sur. Mientras que en Hanoi y las montañas del norte puede refrescar durante el invierno (de noviembre a febrero), en el sur —con ciudades como Ho Chi Minh— las temperaturas se mantienen cálidas y húmedas durante casi todo el año.

Por eso, lo ideal es llevar ropa ligera, transpirable y de secado rápido, que nos permita adaptarnos a la humedad y al calor tropical. Las camisetas y camisas de algodón o lino, los pantalones finos y las prendas de manga larga ligera resultan perfectos para protegernos del sol y de los mosquitos. Si viajamos en época de lluvias (de mayo a octubre), un chubasquero o una chaqueta impermeable no pueden faltar en la mochila.

En las zonas montañosas del norte, como Sapa o Ha Giang, conviene añadir una sudadera o forro polar para las noches más frescas. En cambio, para las playas de Da Nang, Nha Trang o Phu Quoc bastará con ropa cómoda, bañador y sandalias.

El calzado debe ser práctico y versátil: zapatillas deportivas o de trekking para excursiones y caminatas, y sandalias ligeras o chanclas para los días de descanso. Un sombrero o gorra, gafas de sol, protector solar y repelente de insectos son imprescindibles en cualquier época del año.

Si nuestro itinerario incluye visitas a templos o pagodas, recordemos vestir con respeto: hombros y rodillas cubiertos. Un pañuelo o pareo ligero puede ser muy útil para estas ocasiones.

Viajar a Vietnam no requiere una maleta grande, sino una selección práctica y adaptada al clima tropical. Con ropa cómoda, versátil y apropiada para cada región, podremos disfrutar plenamente de su diversidad: desde los arrozales del norte hasta los mercados flotantes del delta del Mekong, siempre con la ligereza que invita a recorrer el país sin prisas.